Cuando nos interesa una bicicleta en particular, la solemos observar con más detención. Sin embargo, a veces sólo se puede entender una bicicleta sabiendo el tipo de usuario que la va a utilizar. Y la Orange Phase AD3 es un ejemplo de ello. Aunque no del todo. En realidad, esta bici refleja la historia de dos personas. Sin duda, ella les ha unido permanentemente. Atleta e ingeniero. Caída y despido. Lorraine Truong y Alex Desmond. Dos personas que, afortunadamente, no se dejan empequeñecer.
Desde temprana edad pasión por el ciclismo
Lorraine Truong tenía tan sólo 13 años cuando participó por primera vez en una carrera de Crosscountry. Tenía serias aspiraciones. Poco tiempo después, ya estaba peleando por una Copa del Mundo con su Mountainbike. Además de sus actuaciones en el circuito de carreras, más tarde estudió ingeniería de materiales y obtuvo un máster en ingeniería mecánica. La primera empresa para la que trabajó fue BMC, fabricante suizo de bicicletas.
En 2013, con 23 años, Lorraine cambió de disciplina y empezó a correr en las recién creadas Enduro World Series, el Campeonato del Mundo de Enduro. Se hizo evidente que el cambio a Enduro Downhill le fue bien. Llegó a entrar en el Top Ten en varias ocasiones. Sin embargo, casi ningún equipo parecía tomar en serio sus éxitos. En la temporada 2014, se encontró de repente sin ningún apoyo.
Pero al menos hubo una persona que se dio cuenta de las habilidades que Lorraine tenía encima de la bici. La ciclista escocesa Tracy Moseley, ganadora de la Copa del Mundo en un par de ocasiones, la invitó a entrenar y pronto se convirtió en su mentora. Gracias a este apoyo, Lorraine volvió a entrar en el Campeonato del Mundo en 2015. Al principio, no tuvo el éxito suficiente. No obstante, más adelante ya se encontraba entre las diez mejores ciclistas de descenso del mundo.
Una caída crítica
Y probablemente, esto mismo se propuso otra vez el 19 de julio de 2015. Pero una caída durante la carrera de Samoens, en Francia, puso fin a estas esperanzas. Al menos por el momento, pensó Lorraine. Pero seis años después, el pronóstico médico convirtió ese «por el momento» en un «para siempre». Las caídas, incluso de cabeza, no eran nada nuevo para la joven. Sin embargo, esta vez su cerebro no se recuperó del impacto. Desde ese día, la ahora mujer de 31 años sufre fuertes dolores de cabeza, fatiga y náuseas. Los músculos, el cerebro y los nervios ya no se comunican entre sí como antes. Estirar la pierna deja de ser un movimiento rápido de realizar. Los médicos hablan de una paresia, es decir una disminución de fuerza de los músculos a causa de algunas ausencias de movimiento voluntario.
Ingeniería por una buena causa
Menos de un año antes de la caída de Lorraine, se fundó una empresa llamada DezMotoRacing en el pequeño municipio de Eardiston, en Worcestershire. El propietario, cerebro y único empleado es Alex Desmond. Tras un año de viaje alrededor del mundo, el joven ingeniero decidió utilizar su experiencia universitaria y automovilística para proyectos que realmente merecieran la pena. Es decir, proyectos en los que la retribución no tenía un papel principal. Se trataba más bien de casos como el de un amigo suyo que sufrió un derrame cerebral. Desde ese momento ya no pudo montar más en bicicleta. Al menos no en una de convencional. Desmond quiso desarrollar una bicicleta de montaña especial para su amigo. La bicicleta adaptable tenía que ajustarse a sus nuevas condiciones físicas.
Para ello, Desmond asumió un alto riesgo empresarial. Dirigía su propia empresa a la vez que trabajaba en una gran compañía automovilística británica desarrollando una unidad eléctrica. El dinero que ganaba allí más sus ahorros, los invirtió en un software de CAD y una máquina fresadora CNC. Así podía fabricar componentes que no estaban disponibles en el mercado, pero que necesitaba para materializar sus ideas.
Alguien conoce a alguien que conoce a alguien
Alex se puso a trabajar con varios ciclistas víctimas de accidentes y fabricó algunos prototipos asumiendo él los costes. En 2020, un amigo de Suiza se pone en contacto con él. Ese amigo tiene otros amigos en la sede suiza de Orange Bikes. Y ellos, a su vez, son amigos de una ciclista de montaña. Hasta ahora, nada espectacular. Si no fuera porque la ciclista era Lorraine Truong.
Desmond se quedó fascinado por su historia, así que cogió un prototipo y se dirigió hacia Suiza. Allí, las cosas se consolidaron de una manera curiosa. Después de las primeras salidas, Lorraine se dio cuenta inmediatamente de que sus necesidades, incluyendo sus habilidades, encajaban increíblemente bien con lo que, un año después, se convertirá en la Orange Phase AD3s. Eso fue, a la vez, un golpe de suerte para Alex. Por un lado, Lorraine puso a prueba la capacidad de conducción del prototipo a un nivel completamente nuevo. Al mismo tiempo, su formación y su carrera deportiva le permitieron proporcionar a Alex un valioso feedback para seguir desarrollando la bici.
Un sueño hecho realidad
Él ya realiza algunos ajustes in situ en Suiza. Sin embargo, para las tareas de mayor envergadura, tiene que volver al Reino Unido. Mientras tanto, la noticia de su proyecto ha llegado hasta la central de Orange Bikes. El fabricante quiere participar a toda costa. Lorraine vuelve a los senderos y el sueño de Alex se convierte en un modelo de serie, o al menos ése es el objetivo. La única condición: A partir de ahora, Alex debe trabajar como desarrollador en Orange Bikes. Su antigua empresa le había despedido recientemente a causa de la pandemia de la COVID-19. Así que no tuvo que pensárselo mucho. Sobre todo porque, según ha admitido, ya adoraba la marca con tan solo 13 años de edad.
Mientras tanto, la expectativa de Orange Bikes se ha hecho realidad. La Phase AD3 es una bicicleta de montaña única para personas con diversidad funcional de carácter motor. La Phase es una E-Mountainbike de enduro que pertenecía a Orange Bikes y que originalmente estaba equipada con un motor EP8 de Shimano. Las diferencias más evidentes con el modelo original son, sin duda, las dos ruedas delanteras, cada una con una horquilla de suspensión, y el sillín con forma de asiento.
Posición inclinada no peligrosa
Se pasa de un vehículo de dos ruedas a uno de tres por razones bastante obvias. Dadas sus características, la mayoría de personas a las que se destina una bicicleta adaptable como ésta, necesitan más estabilidad. Esto es especialmente relevante tanto para subir y bajar de la bici como para circular a baja velocidad. Alex Desmond y Orange Bikes confían aquí en dos ruedas delanteras unidas entre sí por medio de los tubos de dirección. Una estructura de barras diseñada por Alex. En el centro, se podría decir que la totalidad de la construcción se une en un «tercer tubo de dirección», del que sobresale el manillar. Las articulaciones con puños que sobresalen de la estructura dan a la construcción una gran amplitud de movimiento. Si las dos ruedas están a diferente altura respecto al suelo, las barras compensan esta diferencia, por ejemplo en las curvas o al pasar por encima de raíces, piedras y obstáculos similares. En estas situaciones el manillar permanece horizontal. Dependiendo de las circunstancias, una de las ruedas delanteras puede desplazarse horizontalmente hasta 40 grados respecto a la otra.
La fluidez de su mecanismo queda patente en los vídeos. Durante un salida por superficies de tierra, la construcción vibra. De forma casi permanente, compensa las posiciones inclinadas y las diferencias de altura. Gracias al manillar inclinado, Lorraine puede controlarlo sin demasiado esfuerzo. Otra ventaja para ella es que se gana en tracción. Aquí, queda demostrado que dos ruedas delanteras resultan hasta un 50% más eficaces que una de sola. Sin embargo, con la Phase AD3, una mayor parte de la carga se encuentra en la parte delantera. Por lo tanto, el agarre adicional es bastante necesario.
Bienvenidos sean los caminos abruptos
En las fotos, la parte delantera parece bastante maciza. En cambio, es posible que la impresión que da la anchura sea un poco engañosa, ya que según Orange Bikes, el ancho del vehículo es de sólo 35 centímetros. Otras bicicletas adaptativas son bastante más anchas y, en consecuencia, requieren carriles también más amplios. Otro punto a favor del desarrollo de Alex es que la construcción no está orientada a ningún tipo de bicicleta en específico. Podría adaptarse fácilmente si fuera necesario. La única condición a cumplir es que el material del cuadro tenga la capacidad de carga necesaria. Aunque las bicicletas de Orange Bikes se han hecho famosas por sus cuadros de acero, en este caso el aluminio es suficiente. De aquí que el cuadro de la Phase AD3 sea de este material.
Hay otra característica especial en torno a la dirección de la bicicleta que sólo se deja ver en segundo plano. Se trata de dos brazos adicionales que se extienden por la parte izquierda y derecha de la estructura de barras. Con su ayuda, las y los pilotos pueden influir en el equilibrio de la bici. Por ejemplo, siguiendo activamente la rueda delantera al pasar por un desnivel y así acelerar adicionalmente. En el modelo de Lorraine, sólo hay una empuñadura y se sitúa en el lado izquierdo porque ella sólo puede aplicar por este lado la fuerza necesaria para su utilización. Pilotos sin limitaciones físicas consiguen el equilibrio con sus piernas. Y esto mismo es lo que no le es posible a Lorraine.
Velocidad asegurada
También hay que añadir que el asiento está especialmente adaptado a sus necesidades. Su forma de concha la sostiene y al mismo tiempo desplaza su centro de gravedad hacia el centro de la bici. Esto le permite enfrentarse a terrenos técnicamente exigentes sintiendo la seguridad suficientemente. Además, se pueden realizar pequeños saltos.
La movilidad actual de Lorraine no le permite pedalear en terreno llano. Es por ello que las bielas de su Phase AD3 son fijas y sirven de respaldo para sus pies. Ella proporciona la propulsión deseada girando un «acelerador» en el manillar. De este modo, se pone en marcha un motor con una potencia nominal continua de 1,5 kilovatios. En su punto máximo, puede producir hasta 2 kilovatios. Orange Bikes especifica un par de torsión de 150 Newton metros. El motor obtiene su energía de una batería de 504 vatios-hora. En el caso de Lorraine, esto es suficiente para unos 700 metros de subida técnicamente difíciles y unos 25 kilómetros en llano. Para ciclistas con una menor limitación física, también se pueden realizar versiones que permitan pedalear.
Sin palabras
A las personas que no nos encontramos en esta situación, nos resulta imposible valorar lo que estos 25 kilómetros significan para ella. En un vídeo, nos cuenta lo difícil que le resulta expresarlo con palabras. «A causa del accidente, tengo una dependencia casi permanente de otras personas. Aceptarlo fue enormemente difícil. Con la bicicleta, puedo volver a vivir aventuras y visitar lugares de forma independiente. Eso es increíble. Siento una libertad difícil de describir. Probablemente nadie que no conozca también esta dependencia puede llegar a sentir todo esto».
Cualquiera que vea a Lorraine junto a su perro y a sus amigos, corriendo en su bici por caminos cercanos a Verbiers, percibirá una alegría profunda en su mirada. Una alegría que brilla a través de sus gafas e incluso a través de una paresia.
Imágenes: Orange Bikes; www.lorrainetruong.ch/mybrainmyrules